Toda
lectura responde a determinadas necesidades y a particulares intenciones. Se
lee para informarse, documentarse, entretenerse. Se lee por indicación de
otros, por sugerencia o recomendación. Se lee también por iniciativa propia.
La lectura puede ser considerada como un
medio y como un fin. Se suele considerar la lectura como medio cuando es
valorada como una herramienta a través de la cual se obtienen conocimientos;
entonces, es vista como un instrumento en el proceso de formación del ser
humano. Y será valorada como fin, cuando se practica más libremente y en
función del placer, del recreo.
Existe
una diversidad de propósitos de la lectura, y todos ellos varían de acuerdo a
su objetivo, o lo que se busca conseguir con ella, a continuación ejemplos de
los objetivos de la lectura:
1.
Leer para obtener una información en general: Se refiere a que leemos buscando
extraer una idea global del texto.

3.
Leer para seguir instrucciones: Significa cuando queremos realizar una acción
determinada.
4.
Leer para comunicar un texto a otro: Cuando utilizamos la lectura en voz alta
frente a un auditorio.
5.
Leer por placer: El lector en su deseo de adquirir conocimientos, puede releer
un párrafo o el libro entero. En todos los grados éste placer está ligado a la
lectura “para uno mismo que comienza y termina en uno mismo”.
En conclusión, es
bueno saber que estas diferentes finalidades se superponen y se complementan y
combinan en el proceso de lectura y comprensión, y también es bueno subrayar
que un mismo texto es capaz de responder a múltiples necesidades, finalidades u
objetivos, según la perspectiva y funcionalidad de su recepción, es decir, de
su comprensión.
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